parejas hoy

RELACIONES DE PAREJA ACTUALES

"La calidad de la relación se mide a través del resultado de cómo se han manifestado las conductas de respeto a través de los años de convivencia, siendo el respeto la raíz y el cimiento que sostiene la relación matrimonial. Cuando se va perdiendo el respeto, también se va perdiendo el amor, las relaciones conyugales y familiares.


Si hay alguna esperanza de solución en el conflicto, va a depender mucho de que el respeto mutuo se vaya restaurando y jamás caer en la vergüenza de la infidelidad, que es la actitud más degradante por la que una persona puede atravesar. Si este caso se diera, el cónyuge afectado debe abrir la puerta para que el otro salga y no retenerlo porque la persona no se puede hipotecar a su pareja (muchos creen que retenerlo es lo más adecuado). La actitud de retener es dañina, ya que, el que se queda, se queda por culpa, ruegos, suplicas, etc. El cónyuge que soporta estas actitudes se enferma y en conclusión la parte emocional de ambas personas se encuentra en peligro. Lo mejor para estos casos es la reconciliación, el perdón y tratar de reconstruir la relación con un tratamiento psicológico-espíritu al donde se llegue al proceso de curación."


Dice el psicólogo Víctor Cabo, en su libro "Me Equivoqué", publicado recientemente. Y es que el respeto en la relación de pareja es otra de las cosas que están pasando al olvido y al desuso.

Lo vemos hasta en las parejitas de enamorados, el trato que se tienen es de espanto. No entiendo cómo estas señoritas pueden permitir que jovencitos que apenas han dejado el triciclo y la patineta las traten como si fuesen "cualquier cosa". Hay una desvaloración de la persona como tal... y quiérase o no esto continúa en la convivencia, por supuesto trasladando la inmadurez a relaciones que deben manejarse de manera adulta y respetuosa.

Lo descartable de las relaciones actuales da por perdida la continuidad y la lucha por ser mejores personas y por tanto mejores parejas.


La infidelidad es tema de todos los días, por ambas partes, y se juega con fuego sin saber sus consecuencias ni conocer sus raíces.


"Toda infidelidad es como una droga que destruye la vida del que la consume y de las personas que lo rodean. Cuando digo que es una droga, es porque la lujuria por el placer, por la conquista sexual, es una adicción en la cual el adicto depende enteramente de otra persona. En ocasiones hay que tratar a la persona infiel como un enfermo e inducirlo a tomar conciencia de su problema, y que se decida a cambiar no por su pareja o por sus hijos, sino que comprenda que necesita curarse y que lo haga por convicción".


Cito nuevamente a Víctor Cabo quien nos da otra visión, otro enfoque a este problema cotidiano en el que muchas relaciones, muchas parejas, muchos matrimonios caminan "pegados con saliva" sin haber profundizado, observado, y ni siquiera preocupado por dar solución a un tema muy profundo y que trae como consecuencia desavenencias de todo tipo en la convivencia diaria: Autoestima baja, desinterés por el otro(a), frialdad en la relación, castigo por un lado y culpa por el otro, pequeños y grandes dardos que se lanzan mutuamente, etc. y lo peor de todo esto, si hay hijos, ellos son los que van a recibir toda la basura que se acumuló en todo este tiempo de irrespetos y falsa convivencia.


No es fácil aceptar la realidad de nuestras vidas, el mismo autor dice que "Hay que ser muy valiente para sentarse frente a un terapeuta y aceptar lo que este descubre en nosotros, no todos estamos preparados para esto".


No es suficiente "maquillar" nuestra relación para fingir que estamos bien. Nosotros sabemos realmente cómo estamos, cómo nos sentimos, cómo vivimos. No importa cómo nos vean los demás. Es muchísimo más importante cómo nos vemos nosotros, cómo estamos en la intimidad de nuestra casa... cómo nos ven nuestros hijos... como nos ve nuestra conciencia.


Preguntemos a nuestros hijos si en el futuro quisieran imitar el matrimonio de sus padres.
Sorpresas nos vamos a llevar.


Esta sólo es una parte de la tan buscada felicidad o la tan ansiada paz que nos quita el sueño. Si de veras queremos ser felices, debemos quitar todo obstáculo que nos impide vislumbrarla y alcanzarla. Si de veras queremos paz, debemos luchar con todas las armas para conquistarla.


Si no lo logramos nosotros, al menos dejemos el camino limpio para nuestros hijos por quienes decimos que lo daríamos todo, que sacrificaríamos lo mas grande que tenemos... pues no es para tanto solo requiere sinceridad con uno mismo y decisión valiente y constante.


¡Que Dios nos acompañe en nuestras decisiones y en nuestra constancia!


SOLRAC

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