para "Tin"
EN ESTE PRIMER AÑO
A un año de tu partida abres la puerta de mi recuerdo, hermano Martín y creo que al llegar a casa hoy, te hallaré sentado en un mueble de mi sala con tu taza de café, tu sonrisa sincera y tu inmenso corazón lleno de amor para compartir, como acostumbrabas sorprenderme.
Si, ese es el recuerdo que abres hoy, 24 de junio, y ese es el sentir que seguramente comparto con muchísima gente que tuvo la suerte de conocerte, de escucharte y luego amarte, porque es lo único que podía hacer uno al tenerte como amigo.
Largas horas de tertulia, algunas hasta ver salir el sol dejaron en mi ser muchas enseñanzas de vida. Cada palabra cargada de sabiduría, cada gesto sincero, cada reproche preciso, cada broma para bajar la tensión acuden a mi mente en un desfile interminable de emociones e imágenes de infinitos colores.
Directo, sin medias tintas, cual cirujano esgrimiendo un sutil bisturí para quitar el tumor maligno, dañino y peligroso que atenta contra la existencia humana... mas sólo si el amigo se lo permitía.
Si conocía algo de lo Divino, tú completaste el cuadro con tu vida de entrega hacia los demás, que es la mejor manera de enseñar que Dios existe, y esto lo gritaste a los cuatro vientos... lo gritaste tan fuerte que tu grito quebró tu ser.
Si hoy tengo paz en mi corazón, parte de esa paz me la dejaste tú y tu recuerdo alimenta ese manantial de donde bebe a sorbos la vida, plena, profunda, con sentido que predicaste y que algunos supimos escuchar.
Descansa en paz hermano Martín. Tus pies cansados reposan lejos del polvo del camino pero cerca de lo que perseguiste toda tu vida...
Nosotros aquí rezamos por ti y pedimos que nuestra vida se parezca un poco a la tuya, que miremos más hacia arriba que hacia abajo, que demos importancia a las cosas que realmente tienen trascendencia, que tomemos decisiones a tiempo, que limpiemos nuestras heridas, que las sanemos si es posible, que amemos con todo nuestro ser, que la caridad empieza por casa, que hablemos con nuestros seres queridos, etc. etc.
Sepárame un lugar en ese sitio privilegiado del que gozas y pide que logremos lo que siempre quisiste para todos y cada uno de tus amigos.
Tu recuerdo permanece en nosotros.
Te quiere tu hermano
Carlos
A un año de tu partida abres la puerta de mi recuerdo, hermano Martín y creo que al llegar a casa hoy, te hallaré sentado en un mueble de mi sala con tu taza de café, tu sonrisa sincera y tu inmenso corazón lleno de amor para compartir, como acostumbrabas sorprenderme.
Si, ese es el recuerdo que abres hoy, 24 de junio, y ese es el sentir que seguramente comparto con muchísima gente que tuvo la suerte de conocerte, de escucharte y luego amarte, porque es lo único que podía hacer uno al tenerte como amigo.
Largas horas de tertulia, algunas hasta ver salir el sol dejaron en mi ser muchas enseñanzas de vida. Cada palabra cargada de sabiduría, cada gesto sincero, cada reproche preciso, cada broma para bajar la tensión acuden a mi mente en un desfile interminable de emociones e imágenes de infinitos colores.
Directo, sin medias tintas, cual cirujano esgrimiendo un sutil bisturí para quitar el tumor maligno, dañino y peligroso que atenta contra la existencia humana... mas sólo si el amigo se lo permitía.
Si conocía algo de lo Divino, tú completaste el cuadro con tu vida de entrega hacia los demás, que es la mejor manera de enseñar que Dios existe, y esto lo gritaste a los cuatro vientos... lo gritaste tan fuerte que tu grito quebró tu ser.
Si hoy tengo paz en mi corazón, parte de esa paz me la dejaste tú y tu recuerdo alimenta ese manantial de donde bebe a sorbos la vida, plena, profunda, con sentido que predicaste y que algunos supimos escuchar.
Descansa en paz hermano Martín. Tus pies cansados reposan lejos del polvo del camino pero cerca de lo que perseguiste toda tu vida...
Nosotros aquí rezamos por ti y pedimos que nuestra vida se parezca un poco a la tuya, que miremos más hacia arriba que hacia abajo, que demos importancia a las cosas que realmente tienen trascendencia, que tomemos decisiones a tiempo, que limpiemos nuestras heridas, que las sanemos si es posible, que amemos con todo nuestro ser, que la caridad empieza por casa, que hablemos con nuestros seres queridos, etc. etc.
Sepárame un lugar en ese sitio privilegiado del que gozas y pide que logremos lo que siempre quisiste para todos y cada uno de tus amigos.
Tu recuerdo permanece en nosotros.
Te quiere tu hermano
Carlos
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